Durante los últimos tiempos, el Ministerio de Sanidad ha venido realizando un laudatorio esfuerzo para modernizar el marco jurídico del sector farmacéutico y sanitario. En la voluntad de convergencia entre la realidad fáctica y la jurídica está (o estaba) llamado a jugar un papel fundamental el futuro Real Decreto de Precios y Financiación. Si bien existe tiempo material para aprobar esa norma antes de que finalice esta legislatura, considero que un texto con contenido pol...
Durante los últimos tiempos, el Ministerio de Sanidad ha venido realizando un laudatorio esfuerzo para modernizar el marco jurídico del sector farmacéutico y sanitario. En la voluntad de convergencia entre la realidad fáctica y la jurídica está (o estaba) llamado a jugar un papel fundamental el futuro Real Decreto de Precios y Financiación. Si bien existe tiempo material para aprobar esa norma antes de que finalice esta legislatura, considero que un texto con contenido político tan sensible (concretar entre cosas qué, cómo y bajo qué condiciones se financian los medicamentos) debería aprobarse una vez clarificado el escenario político. Es cierto que dicha norma no deja de ser una concreción de los criterios fundamentales contenidos en la Ley de Garantías, pero precisamente por esa necesidad de ser coherentes con la realidad parece prudente esperar al resultado de las próximas elecciones generales.
En otras cuestiones el Gobierno ha sido más ágil y parece más difícil que en el futuro se dé marcha atrás. Me refiero, por ejemplo, a la exploración de nuevas fórmulas de financiación para hacer sostenible el sistema favoreciendo el acceso más rápido a terapias innovadoras para determinadas enfermedades graves. Tampoco hay que olvidar la defensa de las competencias estatales, incluso por vía judicial, frente a las tentaciones de algunas comunidades autónomas, que durante la presente legislatura han tratado de romper el principio de igualdad de acceso a los medicamentos. En cualquier caso, los gobernantes, sean del signo político que sean, bien harán en aprovechar todos los esfuerzos que a lo largo de los últimos años han venido realizando los técnicos de Sanidad para agilizar la aprobación de todas aquellas normas que el sistema les demanda. Empezar de cero siempre es un paso atrás y nuestra industria farmacéutica necesita un marco estable y predecible que no puede seguir moviéndose al vaivén de cambios en los gobiernos.