Según Pete Holtrop, abogado del despacho, "se trataba de muchos inversores no profesionales atendiendo a su volumen de facturación, cantidad de empleados, etc. Para ese producto deberían haber tenido un conocimiento específico financiero pero en realidad había mucha pyme". Holtrop calcula que han sido aproximadamente 60.000 instalaciones fotovoltaicas las que se financiaron en esa época con deuda bancaria y de ellas "unas 10.000 tendrían algún tipo de swap". Según el peritaje que realizó este despacho, "practicamente en todos los casos se había introducido en los contratos algún tipo de producto no convencional".
Eran, explica, periodos de mucho desarrollo tecnológico y mucha participación de ciudadanos sin experiencia previa. Donde la banca presionó mucho para cerrar los contratos. Y donde "no era responsabilidad del consumidor sino obligación de la entidad como parte profesional de la transacción advertir de los riesgos".
Caso particular con BBVA
José Antonio Santos fue uno de los afectados. Su historia con BBVA pasó, según asegura, por la introducción de un derivado financiero en su contrato para una instalación fotovoltaica. "Cuando un abogado me dijo que había firmado un derivado financiero le dije que no podía ser". Invirtió en una planta renovable en León en 2008. "Soy veterinario, no soy experto pero me gusta informarme. Estaba concienciado con las renovables".
Santos argumenta lo mismo que tantos y tantos caso que han pasado estos años con las preferentes: "una relación de confianza tremenda" con su banco por lo que se animó a pedir un leasing de 600.000 euros. Un 20% de esa cantidad lo puso a pulmón y el resto financiado. "Era asumible. Todo iba muy bien con el director que estaba siempre allí y de repente ese director marchó de BBVA y se quedó otra persona al cargo con la fase final de la firma de contrato del leasing. Cuando faltaban unos papeles para mandarlo a notario a firmar me llamó. Me empezaron a decir que los tipos de interés iban a subir y que sí subían medio punto me afectaría en unos 500 euros -era 2008, en ese momento los tipos bajaron hasta cero progresivamente- Que por ello había que contratar un swap para cubrir el riesgo. Le dije que no estaba muy conforme pero asumía su criterio y tuve muchas dudas aunque ellos me metieron mucha prisa. Con mis padres como avalistas, me presentaron el contrato del derivado financiero. Me dijeron que me ajustaban el tipo de interés cada 3 meses. Al cabo de 2 meses me mandaron una liquidación positiva de 200 euros. Esto me mosqueó mucho y mi padre, con el sentido común que tiene un padre castellano, me dijo que eso era muy raro porque nadie regalaba el dinero. Tras las dos primeras liquidaciones trimestrales positivas les dije que tenía que cancelarlo y ellos respondieron que tenía que pedirlo a Madrid al especialista. Cuando le pedía respuestas dejó de atenderme y de repente esa persona desapareció. Se había marchado".
"Al mes y pico -continúa- me dicen que para cancelar el contrato costaba 29.000 euros. Le pregunté de donde salían estas cuentas y me dice yo no se nada pero te hago una captura de pantalla y te lo mando. Efectivamente ponía cotización d precio de mercado 29.000 euros. Yo estaba indignado, como voy a pagarte eso si ni siquiera me estás diciendo de donde sale ese tipo de pago".
Asegura Santos que sólo fue entonces, tiempo después de iniciar sus problemas con este contrato con BBVA, cuando escuchó por primera vez la palabra 'swap'. "Yo tenía 600.000 euros a devolver en un plazo de 15 años. Nuestra inversión, con las rentabilidades de entonces se amortizaba en 10 u 11 años. El plan de negocio me lo hice a 14 años y pensaba tener dinero para pagarlo todo y poder ingresar y pagar el préstamo". Su swap tenía un tipo de interés del 4,35%. Es decir si el euribor estaba por debajo, tenía que pagar esa diferencia. "Ese tipo de productos están pensados para si Repsol quiere comprar gas en Argelia y se cubre y tiene que asegurar el riesgo". Asegura que ya pagó 55.000 euros por el swap y que dejó de pagar hace años y ahora le debe al banco otros 90.000 euros.
Por su parte, este diario ha contactado con BBVA sin tener todavía respuesta.
Arbitrajes para evitar juicios
En este caso que afecta a Santos, el contrato en el que venían incluidos los swaps incluía que las futuras desaveniencias con el mismo no podrían resolverse en tribunales sino mediante la Cámara de Comercio de Madrid. "Esto en realidad es una 'putada' porque nos trata como si hubiera que arbitrar conflictos entre 2 empresas, cuando estamos hablando de una empresa y un particular".
Las entidades aseguran otras fuentes jurídicas, están tratando estos casos con extrema prudencia y en ocasiones retirando sus recursos si se falla en su contra para que los tribunales superiores no tengan que pronunciarse y se cree jurisprudencia. Haciendo unas cuentas aproximadas, podríamos estar hablando de unos 500 millones de euros pendientes de posibles litigios a las distintas entidades bancarias aunque la cifra podría ser superior
En Holtrop están tan convencidos de que los tribunales le dan la razón que hasta han propuesto a quien esté interesado participar de una suerte de 'fondo para demandas', donde quien quiera pueda participar para financiar los procesos judiciales que se considera con muchas posibilidades de sacar adelante. "Tenemos un 90% de opciones de que se nos reconozcan nuestras demandas", aseguran.
Expediente de CNMC por los swaps
El auge de estas demandas ha hecho que se acerquen a España fondos especializados en litigios, como Therium, que ha llegado a un acuerdo con el bufete Jausas para financiar reclamaciones por valor de entre 70 y 100 millones. Therium financia todos los costes legales a cambio de una comisión de éxito que puede rondar el 30%. Holtrop utiliza un sistema similar.
El expediente de la CNMC contra BBVA, Sabadell , Santander y CaixaBank por los swaps están dando alas a las compañías de renovables a presentar reclamaciones. Competencia encontró pruebas de que estas entidades pactaron precios fuera de mercado para los derivados de cobertura de tipos de interés.
"Daban un crédito puente, y cuando el cliente tenía que firmar el resto se encontraba el swap"
Según explica desde Jausas su socio Jordi Ruiz de Villa, está quedando acreditado en distintos procedimientos que las entidades daban un crédito puente para comprar un solar, y "cuando el cliente ya no tenía más salida que firmar el resto de la financiación se encontraba el swap con condiciones abusivas". Esta práctica, añade Ruiz de Villa, estaba extendida en todo el sector.