The article that follows is written in Spanish and it reviews a summary of main models of relationships that are shuffled after Brexit and how will they affect the European pharmaceutical sector: Máxima incertidumbre. Así se resume la reacción que ha tenido el sector farmacéutico europeo a los resultados del referéndum celebrado en Reino Unido el 23 de junio y que podría llevar a la desvinculación del país británico de la Unión Europea (Brexit). Hay dos años para negociar ...
The article that follows is written in Spanish and it reviews a summary of main models of relationships that are shuffled after Brexit and how will they affect the European pharmaceutical sector: Máxima incertidumbre. Así se resume la reacción que ha tenido el sector farmacéutico europeo a los resultados del referéndum celebrado en Reino Unido el 23 de junio y que podría llevar a la desvinculación del país británico de la Unión Europea (Brexit). Hay dos años para negociar las condiciones de una salida que, como apuntan a CF, puede tener mucha incidencia en el sector a distintos niveles: reubicación de compañías, trabas a la libre movilidad de profesionales y al reconocimiento de las cualificaciones entre países o incertidumbre en aspectos estratégicos que se desarrollarán en años inmediatos como la regulación de ensayos clínicos o la verificación de fármacos.
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) sería una de las primeras afectadas, ya que, como primera medida, tendría que trasladar su sede (actualmente, en Londres) a un Estado Miembro. Como explican a CF, el Brexit abre una “situación sin precedentes” que, aunque prevista en el artículo 50 del Tratado de la Unión, habrá que ver cómo se concreta. Por ahora, se ofrece a “estar en contacto intenso con las instituciones europeas”. Idéntica oferta hace la patronal de la industria innovadora (Efpia), que entiende que la prioridad es “asegurar que el paciente se encuentra en el centro de todas las decisiones posteriores”.
En la Agrupación Farmacéutica Europea (PGEU) la preocupación es similar. Patricia Muñoz, directora de Asuntos Legales, explica que todo dependerá de la negociación (ver cuadro superior) que inicien la UE y Reino Unido. “Un modelo como el noruego, en el marco del Espacio Económico Europeo (EEE), garantiza la aplicación de libertades fundamentales, incluida la libre circulación de profesionales; el de Suiza, de acuerdos bilaterales, en cambio obliga a analizar las condiciones de cada acuerdo (en este caso, Suiza aplica cuotas a la movilidad de profesionales a algunos Estados Miembros). Dependiendo del modelo que se siga y cómo se asuma tendrá un impacto diferente”.
Eso sí, para el PGEU el Brexit puede tener “un impacto negativo en la movilidad profesional, en el reconocimiento de la cualificación y en la aplicación de la legislación farmacéutica”, lo que afectaría a cuestiones en pleno desarrollo como el sistema de verificación de fármacos, que tendría que estar listo en 2019. La patronal de la distribución europea GIRP espera que ahora Reino Unido siga “garantizando la armonización de estándares para que el acceso seguro a los fármacos no se vea afectado”.
RIESGOS PARA LA I+D
El futuro científico también preocupa. Jorge Barrero, director de la Fundación para la Innovación Cotec, ve una amenaza para las redes de colaboración científica: “Reino Unido era el único de los países grandes con un retorno de fondos de investigación superior a su contribución al presupuesto europeo; concretamente, un 50 por ciento superior en el último programa conjunto de investigación, el séptimo programa marco”.
Desde el despacho especializado JAUSAS recuerdan que entre 2007 y 2013 el país anglosajón recibió 1.665 millones en inversión en I+D+i, dinero que “desaparecerá en cuanto abandone la UE; queda por ver si podrá compensar esta retirada de fondos mediante financiación nacional y con acuerdos bilaterales con terceros países”. A esta incertidumbre se sumaría, además, el riesgo de “relocalización” de gran número de laboratorios que están en Reino Unido o que tienen allí su sede europea.
Y otra incertidumbre añadida: el impacto sobre las operaciones comerciales, importantes para países como España, que en los últimos años superaron los 600 millones en operaciones (el 4 por ciento del total) con destino al Reino Unido, añaden desde Cotec.
A esta hipotética fuga de compañías también se podría sumar la de los propios investigadores. Eduardo Oliver, presidente de la sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido (CERU), que ve que el país anglosajón “puede quedar aislado de la toma de decisiones de Europa”, además de los distintos programas de desarrollo de I+D+i y, “en el peor de los escenarios, muchos investigadores podrían a plantearse emigrar a otros países donde sean mejor recibidos y tengan mejores oportunidades”.
La clave serán los dos años de plazo que hay para negociar, que se presume “intensos”, tal y como señala David Córdova, director de la consultora Vinces. “Los cálculos del Banco Central Europeo de que el Brexit tendrá un impacto del 0,5 del PIB de la zona Euro o el mensaje de Ángela Merckel advirtiendo de que esta decisión no puede salirle gratis a Reino Unido están ahí; es obvio que la UE necesita evitar el efecto llamada para impedir que se convierta en una maraña de acuerdos bilaterales”, añade Córdova.